Era 15 o 16… 16, seguro, que malo soy
para estas cosas, El falso día de san Jorge, que bueno fue, y que bonito, ella
tenía su rosa, su libro, veías una sonrisa de oreja a oreja, sonaba música, era
el momento más irreal que existía, todo perfecto, increíble, maravilloso, soy
repetitivo, siempre los mismos adjetivos, pero es que no conozco más para
expresar toda esta locura. La cosa no empezó ahí, eso sólo fue un cúmulo de
casualidades, la cosa empezó la noche anterior, la tontería, la cena, la tetería,
arrinconados ante la presencia de los demás, hasta que volvió a suceder, estábamos
ella y yo, y nadie más en el mundo, ocurrió sin más, como si un agujero de
gusano nos absorbiese de repente, y estábamos ella y yo, nada más. Hablábamos
de concepciones de la vida, del amor, nos leíamos, y ambos sabíamos como estábamos,
y algo surgió de repente, ¿Qué eramos? Más bien fue algo así como… ¿Y como nos
presentamos a los demás? Novios era una buena palabra, de uso coloquial para
designar la “unión” de dos personas, novios… era mi novia, sonaba raro, ella
también lo escuchaba raro. ¿Estamos unidos? ¡Claro que sí! Eso no había ni que
decirlo, se veía en la mirada, eramos una unión de carne, de espíritu, era una
unión de mente continua, no necesitábamos una palabra para decir eso, pero
teníamos que presentarnos, a pesar de lo superfluo que quedaba ese concepto,
porque lo nuestro escondía mucho más… algo que sólo ella y yo conocemos. Para
nosotros eramos compañeros de viaje, de la mano, por la senda, avivábamos la
llama de la vida, del amor y la locura, del conocimiento, avivábamos la llama
de nosotros mismos. Eramos compañeros….
Entonces… marcamos una fecha, ambos
tenemos una memoria desastrosa, pero marcamos una fecha, simplemente como
recordatorio, porque no implica mucho más, es un recordatorio. Mucha gente
utiliza esa excusa de la fecha para hacer un poco más el amor, pero yo no puedo
llevarlo más allá, no se hace el amor más o menos, el amor se expresa, en su
totalidad, la fecha no es un potenciador, creo. Entonces… ¿para qué marcamos
una fecha? No se, simplemente era nuestra fecha. La fecha no se utiliza como
contador, el amor no se mide en tiempo, sino en intensidad, en vidas. La fecha
no se utiliza como descuento, no nos queda menos tiempo para morir, eso no va
así.
Entonces… ¿para qué queréis una fecha?
Una simple excusa, para recordarnos, pero…
dime, ¿cómo se recuerda algo que nunca se olvida?
No lo se… ¡espera! ¡Tal vez! Cuando un árbol
crece, todo comienza en un punto, en una semilla, es el más mínimo detalle de
ese árbol, pero… a su vez, es la máxima expresión del nacimiento de la
inmensidad. Así, esa fecha, es nuestra semilla. Suya y mia, de ambos. Origen de
algo inexplicable, de la unión de espíritus, de mentes, del comienzo de la
senda. Fuente de amor, de locura, de vida, de conocimiento. Allá, en ese punto,
surgió todo, pasado, presente y futuro. Mucho futuro por delante, inmensidad.
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